Escritura Creativa, Viajes

Todos los lugares nos generan algo


Tuve la suerte de vivir en diferentes lugares en mis cortos 28 años. Digo la suerte porque creo que cuánto más varía el ambiente en el cual uno se mueve, más uno expande su zona de confort, sus pensamientos y posibilidades. Sin dudas no soy la misma que hace 10 años atrás, un enero de 2007, cuando dejaba el hogar paterno para abrirme paso al mundo.

Más allá del lugar físico, uno se conecta con los lugares por las sensaciones que estos le generan.

Olavarría, el lugar donde nací y viví hasta los 18 años. me da sensación de frío polar seco, abrigos de lana tejidos por la abuela Nucha, pelo lacio sin frizz que roza por momentos lo grasoso. Olavarría es un cielo celeste inmenso que permite a los rayos de sol colarse por la ventana y calentar un poco el aire helado que reina. Es mates con amigos, reencuentros, familia, pocas responsabilidades. Olor a naranja tostada. Es pasear en auto por sus calles anchas de cemento y pocos árboles.

La Plata es sinónimo de universidad, la libertad de vivir sola, y la melancolía de haber terminado de estudiar. La Plata es días de estudio interminables, innumerables pavas de mate por día, sabor a libritos calientes de la panadería Le Crois, días de nervios pre-examen y cerveza post-examen. Corridas por el bosque, idas y venidas a Buenos Aires, miedo en la calle de noche, mil y un cigarrillos en la ventana. La Plata es humedad, calor, gotas de sudor que aparecen sin siquiera mover un pestaña.

Sydney (o más precismente Manly, el barrio donde viví) es sol, ruido de mar, arena, olor a café. Sensación de seguridad, nunca miedo (salvo en el mar con la señal de un tiburón merodeando la costa). Es el esquisito aroma a pan caliente de la bakery del supermercado por la mañana, las gaviotas en búsqueda de comida en la playa, una casa que sentí propia pero que ya no existe tal cual era antes. Manly, además de ser bello, me generó libertad, seguridad, energía positiva, alegría, crecimiento, me mostró el paraíso, la perfección, un mundo fácil, color de rosa, cálido y amigable.

Dublin es… música en la calle, puertas de colores, casas bajas con chimeaneas, cielos inmensos, nubes raras, aviones, vuelos baratos. Pubs, pintas, cultura en el pub, familia en los pubs. Dublin es magia descubierta sólo 6 meses después de habitar sus calles. Es lluvia finita y leve, sol, granizo y viento. Verano primaveral. Verde bien verde. Ganas de quedarse adentro, en casa, en un pub, en un café con scones, manteca y mermelada, en un parque con cisnes, patos, gaviotas, palomas, ardillas y zorros. Dublin es inspiración.

A un día de haber dejado Dublin, con dos meses por delante de viajes por el sur de Epaña, Portugal y Marruecos, me pregunto cuál será mi próximo lugar…
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